Existen dos tipos de decisiones en relación al movimiento a ejecutar. Una, es la de la Bailarina que permite que le den cuerda, para que se mueva dando vueltas y más vueltas, dentro de su confortable y protectora cajita de música. Otra, es la de la Bailarina, que abandona por decisión propia el espacio que le han asignado para bailar, y se arriesga con nuevos pasos, atrevidos giros y arriesgados saltos, siguiendo el ritmo de su propia música. Esa, que solamente suena en el interior de cada persona, aunque no siempre se tiene la sensibilidad suficiente para saber escucharla.
Siempre es preferible caerse bailando lo que a uno le gusta, que moverse como ese seguro y preciso robot que tiene todos sus pasos perfectamente programados, pero que no posee voluntad propia.
Siempre es preferible caerse bailando lo que a uno le gusta, que moverse como ese seguro y preciso robot que tiene todos sus pasos perfectamente programados, pero que no posee voluntad propia.
Artículos Fran Álvarez: http://xurl.cl/1ryO